Psicodelia Sabatina cargada de inquietudes y desenfreno puramente juvenil, las luces parpadean mientras la melodía de fondo pasa ligera por la garganta y atraviesa los poros haciendo inevitable el moverse sutilmente bajo la influencia de bebidas endulzantes. Añorar, anhelar, esperar y olvidar, todo combinado con algunos momentos
efímeros que hacen vibrar a los instantes que escapan de prisa, huyendo del tiempo.
Los errores humanos y los humanos erróneos se ven acentuados bajo las luces violetas y tenuemente azules del lugar.
Las fantasías en estereofónico se hacen presentes junto con el hedonismo, nihilismo, y demás ismos haciendo un gran cocktail de doctrinas dentro del cual su siempre bella protagonista no sabe donde mantenerse en pie.
La melodía que la acompaña como el soundtrack emocional, fiel compañera y dulce confidente de sueños y secretos la relaja, alienándola dentro del entorno surreal en el que se encuentra día con día...
...pero es entonces cuando la gran epifanía llega a este breve relato en tercera persona, siendo esta, que las luces, la melodía siempre fiel e incluso el cocktail estereofónico
de doctrinas eran solo un pretexto para evitar aquella realidad que la ha perseguido durante muchos de los últimos instantes vividos , aquella que no puede reconocer y mucho menos aceptar, de la que se esconde debajo de las piedras de los parques y en los confesionarios de las Iglesias, sabiendo que no puede hacer nada más, que dejarse
llevar por el desenfreno catártico propio de la edad disimulado por aquellos pasos de baile repetidos ya un millón de veces atrás.
Blan.
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